Cuando pensamos en China, solemos ver tres cosas: murallas antiguas, tecnología barata y un TikTok que sabe más de nosotros que nuestras propias madres. Pero tras esa cortina de humo cultural y comercial, hay una realidad mucho más compleja que pocos se atreven a explorar. Eso hace Adrián Díaz en su conversación con Uri Sabat en La Fórmula del Éxito.
No estamos ante una charla sobre éxito personal ni sobre marcas personales. Esto va de mirar al mayor país del mundo con ojos limpios, sin prejuicios ni folletos de agencia de viajes. Y lo que Adrián comparte es oro puro para cualquiera que quiera entender cómo funciona realmente la sociedad china hoy.
Cuando pensamos en China, solemos ver tres cosas: murallas antiguas, tecnología barata y un TikTok que sabe más de nosotros que nuestras propias madres. Pero tras esa cortina de humo cultural y comercial, hay una realidad mucho más compleja que pocos se atreven a explorar. Eso hace Adrián Díaz en su conversación con Uri Sabat en La Fórmula del Éxito.
No estamos ante una charla sobre éxito personal ni sobre marcas personales. Esto va de mirar al mayor país del mundo con ojos limpios, sin prejuicios ni folletos de agencia de viajes. Y lo que Adrián comparte es oro puro para cualquiera que quiera entender cómo funciona realmente la sociedad china hoy.
Quién es Adrián Díaz y por qué deberías escucharlo antes de opinar sobre China
Adrián no es un turista. Es un periodista que ha vivido durante años en China, hablante de mandarín, experto en relaciones internacionales y con una sensibilidad que mezcla datos duros con vivencias personales. Es uno de esos tipos que ha aprendido a mirar sin caer en la fascinación ni en el desprecio. Simplemente, a mirar. Y eso, cuando hablamos de China, ya es mucho decir.
Una sociedad hipercontrolada, pero no como te imaginas
Adrián desmonta la imagen de China como una dictadura gris con ciudadanos robóticos que viven bajo el yugo de un Gran Hermano. «No todo es blanco o negro», insiste. Hay vigilancia, sí. Pero también hay consenso. Y sobre todo, hay una idea que cuesta digerir desde Occidente: el colectivo por encima del individuo.
En China, el bien común no es un eslogan. Es una prioridad real. Y eso se traduce en actitudes, decisiones y modelos de vida que pueden parecernos extraños, pero que están profundamente arraigados.ovascular no es sólo cosa de viejos. Es cosa de todos, y empieza por decisiones diarias: lo que comes, lo que haces, lo que sientes y hasta lo que piensas.

La trampa de juzgar con ojos europeos
Uno de los grandes aciertos del podcast es el momento en el que Uri y Adrián reflexionan sobre nuestra manía de medir el mundo con nuestra propia vara. En China, la libertad se entiende de otra manera. Y el progreso, también.
¿Es mejor o peor? No es la pregunta correcta. La pregunta es: ¿por qué creemos que nuestro modelo es el único válido? ¿Y qué podemos aprender de modelos diferentes?
El miedo occidental al gigante asiático
China está creciendo, innovando y liderando sectores clave. Y eso genera miedo. Pero un miedo muchas veces basado en desconocimiento, prejuicios y titulares alarmistas. Adrián pone ejemplos concretos: desde el uso del reconocimiento facial hasta el control digital del dinero. Cosas que nos parecen distópicas, pero que allí forman parte del día a día.
Y aquí llega la gran bomba: «China no quiere ser como nosotros». No quiere exportar su modelo. Solo quiere protegerlo y seguir desarrollándolo. El conflicto no es ideológico, es estratégico. Y entender eso cambia las reglas del juego.
La China que te puede enseñar a pensar de otra manera
Hay una parte fascinante del podcast donde Adrián habla del sistema educativo chino, de la importancia de la familia, del culto al esfuerzo y de la meritocracia brutal que se respira desde la infancia. ¿Es justo? ¿Es sano? Tal vez no. Pero funciona. Y en muchos aspectos, funciona mejor que en nuestras democracias llenas de ansiedad y falta de propósito.
También se toca el tema del individualismo occidental, tan idolatrado, frente al sentido de pertenencia y respeto intergeneracional que caracteriza a muchas comunidades chinas. Ideas que pueden parecer antiguas, pero que encierran una sabiduría que estamos olvidando.
Escuchar antes de juzgar
Este episodio de La Fórmula del Éxito no te dirá si China es buena o mala. Te dirá que es distinta. Te animará a ver con ojos nuevos, a hacerte preguntas mejores y a entender que el mundo no gira en torno a nuestra manera de vivir.
Y esa, amigos, es una fórmula de éxito que no caduca: dejar de creerte el centro del universo para empezar a aprender de verdad.

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