Autoayuda, crisis de atención y felicidad

El maestro que vino con sandalias, sabiduría y sentido común: Ramiro Calle y el arte de dejar de sufrir

¿Puede un maestro espiritual enseñarte más que tu terapeuta, tu coach y tu gurú de Instagram juntos?

La respuesta es sí… si ese maestro se llama Ramiro Calle.

Y no, no se trata de una moda más del wellness. Estamos ante uno de los enfoques más antiguos —y más radicales— de autocuración, ahora respaldado por datos, escáneres DEXA y estudios clínicos.

Estamos ante uno de los pioneros del yoga en España, fundador del legendario Centro Shadak en 1971, escritor de más de 250 libros y, lo más importante, un sabio con los pies descalzos y el corazón encendido. En su charla con Sergio y Juan, creadores del podcast Tengo un Plan, Ramiro no viene a venderte incienso ni chakras. Viene a decirte, con voz suave pero directa, que si sigues creyéndote a tu mente, estás perdido.

El sufrimiento no es obligatorio (aunque te lo parezca)

Uno de los pilares del pensamiento de Calle es simple: la vida ya trae su dosis de dolor —pérdidas, enfermedades, despedidas—, pero el drama extra te lo fabricas tú. Lo llama “mente neurótica”, y lo explica mejor que Freud en su mejor día.

Hay tres tipos de sufrimiento según Calle:

  1. El inevitable, como que se te muera alguien a quien amas.
  2. El mental, ese que te regalas cada vez que te peleas contigo por lo que ya no puedes cambiar.
  3. El causado a otros, el más indignante, como gritarle a tu pareja porque has tenido un mal día o explotar con tu hijo porque perdiste las llaves.

Y si no lo ves claro, él te lo resume con el símil de la “flecha envenenada del budismo”: la primera (el dolor) no puedes evitarla. Pero la segunda (el sufrimiento) te la clavas tú solito.

La gran estafa del ego: ese falso tú que dirige tu vida sin permiso

¿Sabes quién es el mayor impostor de tu historia? Tu ego. Ese personaje que se ofende, que compite, que exige tener siempre la razón.

Ramiro lo llama la “personalidad adquirida”. Esa máscara que te pusiste para gustar, para encajar, para no quedarte fuera del rebaño. El problema no es tener ego. El problema es creértelo.

Él propone vivir desde el ser testigo. Es decir: tú no eres tus pensamientos, tú los observas. Como el ejemplo de la pantalla y la película: lo que pasa en tu cabeza es el film, pero tú eres la pantalla. El drama puede ser de terror, pero la pantalla no se quema.

¿Y cómo se desmonta todo esto? Con concentración y respiración

Ramiro no te dice que te vayas al Himalaya ni que renuncies al WiFi. Te dice: concéntrate. Ejercita tu mente como si fuera un músculo, porque lo es. Y para empezar, no necesitas un retiro en Nepal. Solo hace falta una silla y tu respiración.

Inspirar. Espirar. Estar ahí. Sin buscar. Sin analizar. Solo sentir. Ese es el primer paso hacia lo que llama “la no mente”: un estado de calma, atención y amor puro.

El segundo aliento: el superpoder que llevas dentro (pero no usas)

¿Has notado que, justo cuando crees que no puedes más, aparece una energía misteriosa que te permite seguir? A eso Ramiro lo llama “el segundo aliento”. Una reserva secreta que sale a flote cuando conectas con tu propósito y tu voluntad.

Y lo dice él, que sobrevivió a un coma con cuatro horas de vida pronosticadas. Lo que lo despertó no fue un médico. Fue un gato. Emil, su maestro peludo, que durante semanas se tumbaba sobre su pecho paralizado. Amor. Calor. Energía sin palabras.

Ramiro Calle Podcast

Autoestima real vs. egoestima barata

La mayoría no tiene autoestima: tiene egoestima. Es decir, se valoran si ganan, si les aplauden, si están más delgados que ayer.

Pero eso se derrumba con la primera crítica. La autoestima genuina es otra cosa: es estar bien contigo aunque estés solo. Aunque no te validen. Aunque no te elijan.

Y aquí lanza uno de sus conceptos más duros pero certeros: el triunfador fracasado. Ese que lo tiene todo por fuera —éxito, dinero, seguidores— pero que no se soporta por dentro.

¿Dinero? Sí, pero en su sitio

Ramiro no demoniza el dinero. Lo llama “energía útil”. Pero te lanza un aviso: el problema no es tenerlo, es obsesionarse con acumularlo. La codicia, la avaricia y la búsqueda de poder son el verdadero veneno.

¿La clave? Disfrutarlo, compartirlo y ponerlo en el lugar que le corresponde. Ni pedestal, ni demonio.

Amor consciente: el que libera, no el que encadena

¿Sabes amar o solo sabes poseer? Ramiro lo deja claro: amar no es tener, es dejar ser. Si realmente amas a alguien, deberías desear su felicidad, aunque eso signifique que no esté contigo.

Y suelta otra frase demoledora: “Aprende a estar bien solo. Porque si no, buscarás pareja por necesidad, no por elección”.

Además, la relación sana no es la que llena tus vacíos, sino la que se construye entre dos personas que ya están completas.

El perdón como orquídea

¿Sabes qué flor es la más hermosa para Calle? La del perdón. No la del perdón artificial o condescendiente, sino la real: esa que absorbe, suelta, sana.

Y sí, perdonar a veces es alejarse, no repetir, protegerse. Perdonar no siempre es reconciliarse, sino liberarse.

Ramiro Calle Podcast

Flexibilidad emocional: sé más sauce, menos pino

La vida te va a zarandear, eso seguro. La diferencia está en si eres el pino que se quiebra o el sauce que se inclina y vuelve a levantarse.

La verdadera flexibilidad no es la de hacer el loto en yoga. Es la de no romperte por dentro cuando todo se tambalea.

Reflexionar sobre la muerte te salva la vida

Ramiro tiene un ritual diario: pensar en la muerte. Pero no desde el miedo. Desde la lucidez. Porque solo quien recuerda que va a morir empieza a vivir con sentido.

Lo resume con 5 claves:

  • Todo es transitorio.
  • Hay que aprender a soltar.
  • La muerte no se puede reparar.
  • Siempre es “hoy”.
  • Cada minuto cuenta.
Y después de 120 viajes a la India, ¿quién fue su mejor maestro?

Un gato. Emil. Sí, en serio. Porque a veces el maestro no es el que habla, sino el que te mira sin juicio y se tumba sobre tu pecho cuando más lo necesitas.

Ramiro Calle: disciplina, ternura y propósito

A sus más de 80 años, Ramiro no ha bajado el ritmo. Escribe cada día, medita, hace ejercicio, y da de comer a gatos callejeros en El Retiro. Su propósito no es acumular, sino ayudar a sufrir menos y no causar sufrimiento.

Dice que la inspiración no existe. Existe la disciplina. La voluntad. El sobreesfuerzo. Y cuando eso se alinea con tu ser… ahí aparece la verdadera dicha.

¿Qué te llevas de este episodio?

Tal vez no cambies tu vida tras escuchar a Ramiro Calle. Pero si has leído hasta aquí, probablemente ya algo se ha movido dentro de ti.

Y si tu mente sigue dando guerra… recuerda: los zapatos que te hacen daño te los quitas. ¿Por qué sigues cargando una mente que no te deja vivir?

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