Lo que nadie se atreve a decir (pero tú necesitas escuchar)
El sexo ya no es lo que era… y eso es bueno
A ver, seamos claros: el sexo, la autoestima y la pareja han entrado en una especie de trío conflictivo. Y no uno de esos que suenan excitantes en el imaginario colectivo, sino de los que acaban con gente llorando en la ducha mientras se pregunta por qué su pareja ya no le mira como antes.
En el podcast de Uri Sabat «La Fórmula del Éxito», la psicóloga y sexóloga Silvia Olmedo nos sirve un festín de verdades como puños. De esos que duelen, pero te salvan la vida (o al menos el matrimonio).
No eres el mejor, ni falta que hace
¿Quieres ser el mejor amante del mundo? Pues mal empezamos. Silvia lo deja clarito: aspirar a ser «el mejor» en la cama es como intentar ser el único que come paella en Valencia sin mancharse la camisa. Imposible y, lo que es peor, innecesario.
— «Cada mujer es un violonchelo distinto», dice Olmedo. Y a ti te ha tocado aprender a afinar a oído.
No hay manual universal, no hay puntos G con GPS, no hay melodías prefabricadas. Lo que hay es escucha, entrega y mucha menos prisa.
La clave: dejar de buscar el aplauso y empezar a buscar la conexión
El sexo de calidad no va de fuegos artificiales, va de mirar a los ojos y entender (de verdad) cómo se siente el otro.
Porno, Satisfyer y otras formas modernas de joderte la vida sexual
Olmedo lanza otra bomba: el porno, especialmente en adolescentes, está reprogramando cerebros. Y no para bien. Como si en vez de aprender a amar, se estuviera entrenando a una generación para follar como si hicieran sentadillas: por repeticiones, sin alma, sin escucha.
Y ojo con el Satisfyer. «Sobreestimula tanto que ningún humano puede competir con él», alerta. Así que si tu pareja no tiene el poder de succionar como una turbina industrial, no la culpes.
Lo que se rompe no es el deseo, es el puente
La tecnología está creando islas sexuales. Mucho placer rápido, cero vínculo. Y luego llegan las preguntas: ¿por qué ya no me excita mi pareja? Pues porque llevas meses excitándote solo/a con un objeto, una pantalla o tus fantasías editadas en 4K.
La autoestima como cuaderno de calificaciones eróticas
Silvia insiste: no hay una sola autoestima, sino muchas. La física, la emocional, la intelectual… Y en la cama, si una está floja, se nota. Por eso hay personas que ligan como rockstars pero luego no se quitan ni los calcetines con la luz encendida.
Tu fortaleza está donde menos te lo esperas
No se trata de potenciar lo que ya se te da bien, sino de revisar lo que has tapado con excusas. Porque, como dice ella: —»Uno se rompe por su eslabón más débil.»
Ideas limitantes: el virus emocional que está saboteando tus orgasmos
¿Alguna vez te dijeron que no podías ser buena madre y buena profesional? ¿O que un «hombre de verdad» no pide ayuda ni muestra debilidad? Bienvenido al club de los encadenados por ideas limitantes.
Silvia desmonta esas creencias como si fueran muebles de IKEA mal montados. Porque la sexualidad plena solo florece donde hay libertad real, no donde uno vive encajonado por lo que «debería ser».
El que quiere gustar a todos, pierde su esencia
En la cama y en la vida, querer ser el mejor para todos es el camino más directo a la infelicidad. Mejor ser único para quien vibra en tu misma frecuencia.
Sexo, poder y vulnerabilidad: el último gran tabú
Los hombres poderosos, dice Olmedo, muchas veces anhelan soltar el control en la intimidad. No porque sean raros, sino porque están cansados de decidirlo todo. «Haz conmigo lo que quieras», dicen. Y eso, si se hace con respeto y entrega, puede ser un acto de amor brutal.
El juego erótico no es sumisión, es confianza
Cuando el cuerpo se entrega, el alma se relaja. Pero ojo: que haya entrega en la cama no significa que esa dinámica se traslade fuera de ella. El juego se queda en el juego.
Conclusión: no seas perfecto, sé real (y aprende a afinar tu chelo)
La moraleja es clara: deja de buscar ser el mejor, y empieza a ser mejor. Mejor contigo, escuchando. Mejor entregándote, sin GPS ni manuales.
—»No hay sexo pleno sin autoestima sana, sin escucha, sin juego y sin verdad.»
Y sobre todo: no hay buen amante sin primero serlo de uno mismo.
¿Te ha removido algo este artículo? Entonces ha funcionado. Compártelo con tu pareja, tu ex, tu cuñado o quien creas que necesita afinar su violonchelo emocional. Que el sexo no se apague por desinformación, miedo o vergüenza.
Y recuerda: si no le encuentras el punto G a tu pareja, empieza por encontrar el tuyo propio.
Ahí empieza todo.


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